domingo, 3 de abril de 2011

En el Décimo Año de la Iniciativa Waldorf de Turrialba

¿Será posible que al cierre de este año celebraremos diez años de la iniciativa Waldorf de Turrialba? Me cuesta creerlo. Abrimos nuestras puertas, acogiendo a 7 niños de edad preescolar en la sala de una de las familias fundadoras en el 2002. Desde entonces, nos hemos mudado y remodelado una casa rural para el kínder y escuela, pasado por la burocracia gubernamental para conseguir personería jurídica para nuestra fundación, remodelado la casa de nuevo para conseguir aprobación de nuestra infraestructura de parte del Ministerio de Educación, ganado la aprobación del Ministerio para la operación del kínder y escuela.

Mientras tanto, tuvimos el privilegio de contar con los servicios de maestras Waldorf de Colombia, Perú y México – antes de que se nos hiciera claro que sin maestros locales, una iniciativa en Costa Rica no podría florecer y crecer. Entonces, también nos han servido maestros costarricenses, ayudando a la escuela encontrar su camino dentro de esta cultura, mientras aprenden sobre la pedagogía Waldorf. No es fácil para ellos ser los pioneros de este proyecto. Hay mucho territorio para descubrir y crear – son mujeres y hombres valientes!


Y qué hay de todas las familias que han pasado por la escuela. ¡Para ustedes que han venido y tomado posiciones de liderazgo, les agradecemos! Para los que se sintieron conmovidos por una maestra y ya se han tenido que ir (a Camerún, San Lucía, los EEUU, Dinamarca), son parte de nuestra historia y también se lo agradecemos. También tenemos familias que han venido, salido y vuelto de nuevo. ¿Saben que son muy importantes? Y para los que se han ido de la escuela pero siguen en Turrialba, también han sido importantes para nosotros.

Y tenemos que agradecer también a nuestros asesores – mujeres y hombres del Perú, Inglaterra, Holanda, Brasil, los EEUU, Colombia, y Alemania, quienes han venido para compartir su sabiduría con nosotros, apoyandonos en nuestra consolidación y crecimiento. Y agradecemos también a nuestras familias y amigos quienes nos han apoyado en forma financiera y moral.

Y la pregunta que tenemos que hacernos es, ¿ha valido la pena? ¿Ya llegamos? Solo puedo contestar como madre – una de tres que ha visto a un hijo graduarse de la escuela. Agradezco tanto lo que esta escuela ha brindado a mi hija – su amor por el aprendizaje, su capacidad para discernir, su gentil confianza, sus capacidades artísticas e intelectuales, y el respeto y amor por lo que le rodea.

Y qué puedo decir cuando mi niño de tercer grado, en una tarea sobre pronombres elige escribir estas cuatro oraciones con el pronombre “yo”. Yo soy bueno. Yo soy lindo. Yo me amo. Yo hice mi tarea. Y sus dos oraciones con el pronombre “ustedes”: Ustedes son buenas. Ustedes son lindas. – ilustradas con dibujos de sus compañeras de clase.

Solo deseo que cada día, nos acercamos aún más a proveer una plena educación Waldorf a los niños de la escuela, y que,  eventualmente, esta educación estará disponible para un grupo aún más grande  de niños. Creo que Turrialba merece el futuro que este tipo de educación promete – y sus niños definitivamente la merecen hoy.

- Ruth Junkin